martes, 1 de abril de 2014

* Fragmento de una posible micro-novela, aun en periodo de gestación (y poco propensa a la hipernarrativa)




  • Cuando era chico íbamos con mi familia a San Bernardo casi todos los veranos.
  • Un verano pasamos una semana en una casa alquilada que se situaba en un barrio de chalets y calles de conchilla que quedaba a diez cuadras de la playa.
  • Los únicos niños éramos: mis dos primos, que eran hermanos, y yo.
  • Para mantener ocultas sus identidades, voy a llamar a mi primo Hansel y a mi prima Gretel.
  • Yo tenía once años, Hansel doce y Gretel nueve.
  • En la esquina había una plaza con muchos arboles.
  • Empezamos a ir allí.
  • Al segundo día nos hicimos amigos de cuatro pibes que eran del barrio. 
  • Tres chicos y una chica.
  • En el centro de la plaza construimos una especie de fuerte con ramas aun humedas que estaban apoyadas sobre un enorme pino.
  • Esa semana llovió tres días seguidos.
  • Algunas de las tardes nos la pasamos en el fuerte contando historias de terror o cualquier cosa, ya éramos un grupo de amigos consolidado.



  • El último día, minutos antes de irnos, Hansel y Gretel me dijeron para ir por última vez a la plaza.
  • Acto seguido, Hansel y Gretel comenzaron a derribar el fuerte que con tanto esfuerzo habíamos construido con los demás chicos.
  • A partir de ese día la palabra de Hansel y Gretel, para mi valen una mierda.




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